VIVIR EN LA PALABRA

Me da vértigo y claustrofobia
Vivir en la palabra.
Pero no quiero que la palabra
ascienda
huera y vacía de mí
hacia ti.
Además son muchos pisos que te sostienen
para subir por las escaleras.
Todavía me acuerdo cuando se le olvidó a la luz
pasar por tu edificio.
Por su despiste me quedé atrapado,
oscura la palabra,
durante lo que me pareció una eternidad
de silencios.
Menos mal que me sacaste
con tu luz fugaz
y me desembozaste la palabra
con la ventosa de tu boca.
Me da vértigo y claustrofobia
vivir en la palabra;
pero más que la cuelgues,
perdida,
entre tus ropas recién lavadas.
A veces me desangro disuelto en la palabra
destintada.