Apareces en la ocasión fortuita,
del inesperado instante de una pena,
y te acercas a mi con tus cuidados,
tendiendome la mano de gente buena,
¡Ya sabes que tengo en la sonrisa primaveras!,
¡y te gustan los cascabeles de mi risa!,
¡imaginas leyendo mis poemas!
¡que me convierto en fuego si me acarician!,...
¡Sabes que en mil pedazos me rompo!,
para suplirlo todo cuando me aman,
sabes tambien que mis penas derramo,
cantando bulerias y sevillanas,...
Y así, como de manera causal...
llenadolo todo, apareces en mi vida,
quitando mis espacios vacios,
procurando cambiar mis penas por mis risas,...
¡Asustandome el alma!, cuando sin quererlo,
dejas descolgar como ráfagas de viento,
que mueven con fuerza pesadas cortinas,
todo ese caudal de amor que llevas dentro.
¡Así amanece tu vida en mi vida!