En cada trazo,
Su vida hilacha
Estira un poco el brazo,
Y lentamente se agacha.
Dice ser pintor,
El pobre esperpento
No más traza un tractor,
Y solo se escucha su lamento.
Permiso, le dice a su sombra
Hoy quiero pintar Se envuelve como la cobra
Y en su lienzo comienza a garabatear.
¡Es mi obra maestra!,
Dice el pobrecillo
La que a sus amigos muestra
En un trapo raído y amarillo.
Que insulto al arte,
Que cosa tan espantosa
Es de marinillo esa parte
¿Será de marinillo esa cosa?
Pinta pintor la pena,
De tu arte la fealdad
Como las mariamulatas de Cartagena,
Es inhóspita tu sensibilidad.
Para el pintor la pintura,
Para el poeta la inspiración
Es tan mal artista esa creatura,
Que no produce ni un punto de admiración.
Ángel R. Anaya
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