NO LA CONOZCO TODA TODAVIA

Celosamente tu silencio arropa
todas las penas que el amor te deja
y de tus labios más y más se aleja
entre sollozos del placer la copa.
Sólo nostalgias en tu piel secretas,
y de las gratas sensaciones idas,
quedan expuestas a la luz heridas
que en la penumbra muestran sus siluetas.
Son las heridas de recuerdos viejos
de cuando entonces cautivada estabas
y enamorada del amor andabas
y te encantaba verte en los espejos.
Hoy que los años en tus hombros cargas
como pesados, como burdos fardos,
toda tu senda se llenó de cardos
y hay en tus ojos lágrimas amargas.
Nada te importa. Nada te seduce,
nadie a tus redes vespertinas cede.
Ya tu sonrisa conquistar no puede
nada ni a nadie. Todo te produce
contradicción y cruces y calvarios;
tus energías ya no son las mismas.
Ya el sol no brilla en los agudos prismas
donde han quedado solos, sedentarios
aquellos sueños que el amor dictaba.
No te acongojes. Nuestra historia es esa.
En esta vida todo lo que empieza
tiene su fin; pero el amor no acaba.
Puedes seguir amando todavía.
Puedes unir tu soledad conmigo.
Ya tú verás que de la espiga al trigo
queda el acorde de una sinfonía.
Yo como tú camino en el desierto
de una ilusión carente de sentido.
He amado siempre, mas mi amor ha sido
siempre entre sombras y por ello incierto.
Vivo y a veces de vivir me extraño
sin alcanzar a comprender que vivo.
Soy prisionero de mi amor, cautivo
de sus pasiones y su desengaño.
Nace la luz y muere y muere el día.
Contemplo el sol brillar, después la luna;
pero de todas las estrella ni una
logra arrancarme la melancolía.
Nadie tampoco mi ternura ansía.
Nadie la flor de mi jardín reclama
y si alguien hay que por ventura me ama,
no la conozco toda, todavía...
Heriberto Bravo Bravo SS.CC