No le digas que lloro en la anuencia
de una supuesta catarsis pordiosera,
ni tampoco que duele su ausencia
cuando la noche mata de otra manera,
no le digas que es imprescindible
su beso en mis labios de anestesia,
ni tampoco que otras bocas predecibles
no llegan a mi alma como ella me besa.
No le digas que extraño sus devotas
formas de amarme entre tanto firmamento,
ni tampoco que como ella me toca
nadie ha logrado llegar a mis adentros,
no le digas que mi vida ya no tiene
el sentido de vivirla a pocas cuadras,
ni tampoco que mis calles ya se mueren
de un amor que nació con las palabras,
no le digas que me viste en derrota
jalando de un gatillo imaginario,
ni tampoco de la angustia que me invoca
cuando yace en mi el antiguo mercenario,
no le digas que ya he muerto y mientras tanto
en la tumba me duelen las costillas,
ni tampoco que me iré y no sé hasta cuando
llorándola en las pausas de ilusas maravillas,
y no le digas, si la ves entristecida
que estoy luchando contra viejas parafernalias,
ni tampoco que ya nada es poesía
en mi alma que no deja de extrañarla!