Despertó de un largo letargo,
dormía escondida en su caparazón,
de pudores, sonrojes y vergüenza,
su cuerpo, alma y ternura,
entrego al aprender de unas manos
que la guían a sentir,
emociones y placeres del amor,
a la embriague de sentirse amada y deseada.
donde la entrega es la pureza de su amor.
Hoy
en su caparazón trasparente de amor,
en su timidez, en el pudor ya disipado,
en la fuente de vida que de su cuerpo emana,
donde la pasión y el amor vuelven
a florecer, bendice ese amor,
que hoy ofrece sus brazos para soñar ,
sus besos y caricias
que entrega con la dulce ternura,
que solo el amor puede dar.