Solo en un abismo profundo,
inundado de su intensa oscuridad,
destruyendo totalmente mi humildad,
convirtiendo en infierno mi mundo.
El vacío se apodera de mi vida,
y la transforma en un gran escombro,
haciendo aumentar mi injusto asombro,
de estar recibiendo tan maligna herida.
Cuán dolorosa es esta desesperación,
qué penetrante es este amargo hecho,
qué mal es estar de dolor satisfecho,
que horrible es vivir esta maldición.
Ingrato el destino por pelearse conmigo,
por matarme viviendo su juego,
por hacer que sea mudo mi ruego,
por el sufrimiento que siempre consigo.
Sólo de aire mi alma se alimenta,
y de las caricias de la soledad,
y aunque parezca una falsedad,
mi alma cada día más se lamenta.
EFRAIN TRINIDAD RODRIGUEZ
Morovis, Puerto Rico
PoetaDeDios © Copyright-2002