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Categoría: Desolación

Dies Irae.

1.
Jesús Mío y Dios Mío,
Antes de que a este Mundo Tu vinieras
Para el Hombre Dios era
El Dios de la Venganza,
La Ira y el Castigo.
El Hombre a Dios no amaba.
Tan solo le temía.
Y cuando el Hombre teme
Es porque espera que le vengan Males
Que vengan a privarle de sus Bienes.
Antes de que a este Mundo Tú vinieras
Para el Hombre Dios era
Un Poder implacable
Al que aplacar había
Con sumisión de Esclavos
Y humanos sacrificios inhumanos.
Era el Dios del Poder y de la Gloria,
Pues al crear al Mundo,
Su Amor al Mundo no manifestaba.,
Sólo su Omnipotencia y Su Grandeza
Ante sus Criaturas proclamaba.
Desde su Soledad Dios no podía
Darse Gloria a Sí Mismo,
Si Gloria sus Criaturas no le daban.
Desde su Soledad Dios no podía
Amar y ser amado,
Pues todo Amor exige compañía.
Exige recibir y exige dar
En la misma medida.
Desde su Soledad
Dios mismo de Sí mismo
Se tuvo que sentir Abandonado,
Porque tras de Su Gloria y Majestad,
Sólo había Vacío.
Un inmenso Vacío, nada más.
Y La Creación vendría
Tal Vacío a llenar.
A poner Compañía
Donde antes sólo había Soledad. 2.
Con Tu Venida al Mundo, Jesús Mío,
Comenzó ya otra Era.
Ya nada en ese Mundo volvería
A ser como antes era.
Jesús, con Tu Venida,
En dos partes, la Historia,
Dejaste dividida.
A Dios, que era Tu Padre,
Por Padre nos lo diste,
Haciendo de nosotros tus Hermanos.
Dios no dejaba, pues, de ser Divino,
Pero se nos hacía más Humano.
A tu suerte ligada, Jesús Mío,
Quedaba para siempre
Nuestra suerte ligada.
Ya no éramos Esclavos,
Sometidos a un Amo,
Que sólo como a Esclavos nos trataba.
Tal Amo, en Padre Nuestro,
Tú, Jesús, nos lo dabas trasformado.
Y, al hacernos sus Hijos,
Y hacernos tus Hermanos,
Asimismo Herederos nos hacías
De la Herencia a los Hijos reservada.
Ya al Cielo, Jesús Mío, no mirábamos,
Con el Temor y la Desconfianza,
Del Hombre primitivo,
Que cuando a Dios miraba,
Le veía iracundo y vengativo.
Ya al Cielo, Jesús Mío, no mirábamos,
Con el Temor y la Desconfianza,
Del que se siente Esclavo en esta Tierra
Y sin otro Horizonte que la Muerte,
Que vendría un buen día a liberarlo
De sus férreas cadenas,
Pero sin Gloria alguna prometerle.
¡Qué bella que es la Vida, Jesús Mío.
Qué bella que es la Muerte,
Después de que a este Mundo Tú vinieras
A darnos Nueva Vida con Tu Muerte! 3.
Gracias a Ti sabemos, Jesús Mío,
Que Dios es todo Amor
Y por Amor tan sólo
A este Mundo creó.
Gracias a Ti sabemos, Jesús Mío,
Que Dios, al crear al Mundo,
No buscaba su Gloria: nos la daba.
Y más que ser Glorioso,
Ser Amado anhelaba,
Porque éramos sus Hijos,
Y como a Hijos Suyos nos amaba.
Jesús, por Tu Venida,
Jesús, por Tus Palabras,
Que nos llenan de Gozo y de Esperanza
Viviré cada día que yo viva
Eternamente dándote las gracias.
Datos del Poema
  • Código: 349455
  • Fecha: 05 de Junio de 2011
  • Categoría: Desolación
  • Media: 6.15
  • Votos: 102
  • Envios: 0
  • Lecturas: 1,389
  • Valoración:
Datos del Autor
Nombre: luis de la morena
País: EspañaSexo: Masculino
Fecha de alta: 23 de Septiembre de 2010
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