A las seis de la mañana
iniciásteis el vuelo al Cielo,
sin despediros de nadie,
guiados por los luceros.
Al cruzar la raya el alba
echaron la vista atrás.
Abajo vieron los cuerpos
tendidos por la maldad.
Entre polvo, llama y llantos,
ahí quedaron unos cuantos;
atrapados bajo escombros
a inocentes han matado.
Por ésta regla de tres,
simpre seguirá la lucha.
Muera el odio y volver
la democracia, es muy justa.
Respeto; que te respeten.
Justicia, no por tu mano.
Hay que acatar las leyes
y querernos como hermanos.
Juristas y revolucionarios,
cabecillas de partidos,
ganaos con labia el puesto
y no metáis tanto ruido.
Qué pena da un entierro
con once ataúdes en medio.
La gente llora sin consuelo
por las hijas que se van.
Clamores,
clamores suben al Cielo,
piden justicia y recuerdo.
Tensiones,
tensiones rompen eslabones...
relajaos y reflexionar.
Si al fin y al cabo sois hombres,
sin pólvora sois igual.
¡VIVA LA VIDA!