Hoy he visto un atardecer hermoso,
lleno de luz y colorido,
he visto la figura de un pequeño angelito,
con su carita sonriente,
con sus alitas de espuma de mar,
con su túnica de nuves de colores
y su tiara dorada que refleja del sol,
sus últimos rayos de luz.
Con esa sonrisa de querubín,
con esa vocecita,
que impregna ternura en el horizonte,
con esas palabras llenas de amor celestial,
que os dicen al oido:
¡ Soy un querubín!
el más pequeñito y simpático de todos,
hoy Dios me ha dejado bajar a la tierra,
para decirles lo mucho que los amo y
que no se preocupen por mi,
soy inmensamente feliz en el cielo y
desde aquí les mando mil y una bendiciones.
Regreso con Dios y me voy gustoso,
porque se que están bien,
pero ya no lloren por mi,
que soy feliz en el cielo y
su sufrimiento me entristece.
Desde este hermoso lugar,
los mirararé siempre y
cuando la noche se vista de estrellas,
en una de ellas me encontrarán.