¡Oh Dios del Universo que me abrazas,
cuando otros me han dejado en el olvido!
No tengo qué decirte, cuando pasas,
el límite de amor que yo te pido.
Tú eres agua frescaentre mis brasas,
mi abrigo, cuando el frío en mi alma anido,
eres tú quien con paciencia descalzas
el dolor de mi vida y su gemido.
Tú me das la esperanza y la cordura,
cuando acaricias mi corazón herido,
porque eres mi Dios, toda hermosura.
Pusiste con pasión en mí, ternura
y quiero agradecerte lo que he sido
en estas breves líneas, con premura.
Autor: Ivette Rosario
Enero,2016