Tus piernas repasaban mi espalda
los lados de mi cuerpo,
acaricibias con tus dedos,
con tus pies efervecias mi alma,
respirabas con una fuerza.
desvastadora,
y yo te enloquecia lengueteando,
las carnes de tu carnoso y jugoso labio,
hundia con pasion y ternura,
la viril huella en tu cuello de dos petalos,
aleteaban tus piernas.
con extasis encontrado y compactado,
albergado en ese momento.
el liquido de nuestro sexo,
que se pasea,
por cada uno de tus gluteos,
por donde escapaba,
esa explosion de hacer,
nuestro sexo perfecto
Raul T