Mis ojos se nublaron en la tristeza de mi alma, busco vanamente llamar tu atención, pero tu sigues inmersa en la frialdad de tu vida y cada palabra que me diriges, cuales garras de pantera salvaje, desgarran mi corazón, dejando en jirones sangrantes su febril latido. Ya no entiendo, y sigo a la espera solo de mi final, en soledad, con dolor y sin amor, por que este se seca con cada gota de sangre que pierde mi alma. Como quisiera que tus besos cerraran mis heridas y que tus manos trajeran calor a mi cuerpo, ya que poco a poco se va enfriando por el hielo de tu trato y tu mezquina forma de amar. Si tan solo te dieras cuenta, o quizás lo sabes; cuanto daño haces con cada gesto, con cada desprecio, con cada inercia de ira que brota de tu mente y sale por tu boca. Como decirte cuanto te amo. Para que decírtelo si no te importa y cada día que pasa más te veo alejarte, o quizás sin querer te culpo, y tal vez sea solo yo quien se queda atrás, cansado de caminar al lado de quien ya no quiere caminar conmigo. Ya no sé, como torbellinos furiosos se precipitan las palabras que jamás te diré, no por que no quiera hacerlo, si no, por que tu no quieres escuchar. Pero de algo ten por seguro, jamás a nadie he de negar que el día que te dije te amo, ese día mi alma comenzó a llorar.