El amor no es una broma,
no es un juego de caprichos,
de vacía frivolidad;
el amor implica entrega,
es esfuerzo y sacrificio,
es el más sublime oficio,
cúspide de la bondad.
El amor no es egoísmo,
es anteponer "al otro"
por encima de sí mismo.
El amor se toma en serio,
viviendo siempre en pareja,
sin pretexto, ni una queja,
ni una estéril mezquindad.
Amar conlleva renuncia,
paciencia y abnegación,
tolerancia, comprensión
y fiel solidaridad;
confianza, seguridad
y mutuo apoyo en la vida,
en una senda elegida
con diáfana claridad.-
Eduardo Ritter Bonilla.
Domingo 17 de Enero del 2010.