NO QUIERO OLVIDAR ...

En el atardecer de mis aquietados días,

con el buen ánimo de ni querer ofender

prefiero retirar de mis inquietas desdichas

todo aquello que no quise, antes, ni comprender.

Olvidé que en aquellas mañanas trises, frías,

también las penas nos muestran su oculto valor

no porque sean absurdas o algo retraídas,

sino porque esconden su verdadero calor.

Entre esas blancas telas de fino lino que hilas

pasada ya la última hora del atardecer

puntada a puntada tú con dulzura tejías

el más fino detalle que me invita a creer.

Olvidé todo lo que se cosecha en las huidas,

ignoré que muy detrás de cada incomprensión

hay una etérea tormenta que se avecina

para crear tintes de humo y cal al corazón.

Entre baúles aún por retirar sus bridas

cerrados con ese cerrojo del no creer

encontré esa nota que tú dabas por perdida

y que ansiaba con mil ojos poder recorrer.

Olvidé el peso de aquello que siempre se olvida

ignoré que en mí hay destellos de pura ambición

por tener cerca lo único que me daba dicha

por saber que tú también esperas esa unión.

Entre recuerdos de canciones y sinfonías

de esos que se tararean al amanecer

esperando que después despunte el nuevo día

hallé la que di por perdida, tu voz, mi Ser.

En el amanecer de mis ansiadas porfías

mano con mano, sí, corazón con corazón,

me encuentro con esa luz que daba por perdida

la que iluminas con tu sonrisa en mi interior.