Como infanta plácidamente dormías,
solo en susurro digo: te quiero,
el amor que murmullo es sincero,
pues, por momento te siento tan mía.
Cuando duermes pienso en tus ojos,
que son tan claros como la lluvia,
como tu amor que nunca se enturbia,
ante su claridad me quedo perplejo.
Las veces que separados estábamos,
recordaba la forma de mirarme,
me gusta tanto en ella perderme,
mientras apasionados nos besábamos.
Duermas tranquila mi bella dama,
admiro tanto tu reposo en calma.
Autor: Alcibiades Noceda Medina