Tumbada sobre la arena blanca,
en la playa donde tu cuerpo destaca,
por tu piel dorada bajo el ardiente sol,
en deseos ansiosos de mi mente por,
poder tenerte entre mis brazos y
mis carnes acompañadas de mi corazón,
esperando que tú llegaras.
Tu bello y hermoso cuerpo se levantaron,
de la arena blanca y ya ardiente que,
las olas de la playa iban humedeciendo mientras,
el agua las enfriaban y se acercaban despacito,
hasta llegar a tu casi desnudo cuerpo que,
sigiloso avanzaba contoneándose hacia mí.
Tú te tapabas, despacio pero con recato,
muy disimulado como haciéndome ver,
que no tenías vergüenza de que viese,
esa parte de tu sensual cuerpo casi desnudo y
que yo más deseaba poder ver.
Eres como las olas del mar,
embravecido y huracanado,
acompañado de una tormenta,
de tentaciones y pasión así me,
siento cuando te tengo desnuda,
junto a mí, en mi cama sintiendo,
como tu cuerpo dorado y casi desnudo,
choca en un mar de pasiones con el mío.
Te tomé entre mis brazos rodeando tu cuerpo,
a mi lado quedaste sin recato,
recostada sobre mí, mis manos se,
perdían por tu ardiente cuerpo y
mientras tú sentías como palpé tu piel,
sudorosa y dorada, tenerte en mis brazos,
eras como tener mi más exquisita y
deseada cosa y mis dedos buscaban.
Si amor buscaban de qué manera podía,
desanudar el pañuelo que tapaba tu cuerpo,
mi mente y mis ojos quedaban perplejos,
ante tu hermosa desnudez que me gritaba,
como debía saciar tus deseos de placer.