Amor sideral

En llamas, ay, mi corazón se enciende
y en estertores gimen mis palabras.
Mi lengua es un vocablo de cenizas
agudizadas, trémulas, vacías
que en marginales eras se derraman,
cual pirotecnia de ambiciosos sueños.
Abren los surcos sus voraces bocas
como famélicas palomas mudas.
Mis dedos cual fantasmas silenciosos
hollan de tus corolas los espacios
-desnudos resplandores de caricias-
Veloces ascuas corren por mis venas
y desovan suspiros menuditos
como vírgenes prestas al martirio.
Rompe la noche su estelar sigilo
y a borbotones surgen los meteoros
sobre los raudos unicornios albos.
Coros de estrellas por la vía láctea
pulen sus voces, llamas de ternura
que entre fugaces lavas se sostienen
iluminando improvisadas pistas.
Rompe su cascarón la mies madura
tras un río de sangre que sin cauce
hace estallar fulgores de agonía.
En llamas, ay amor, tu amor culmina
y al tacto primigenio de mis dedos
se apresuran las olas que se encrespan
de tus mares en ínclitas orillas
para esconder sus trenzas en la espuma.
Una asonada de gaviotas ronda
la calidez que estalla de tus rosas
como explosión de mariposas blancas
plenas de miel que por tu piel resbala.
Tu macerado cuerpo se deleita
con el placer del niño que se queda
recién amamantado tras el llanto,
con un repique de sollozos breves
en un ubérrimo soñar celeste.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC