Estoy llorando y pregunto por qué son así,
una punta de su aprecio me muestra,
y después me abandona. Siniestra
es mi suerte. Todo siempre lo perdí.
Esa es mi suerte, cuando yo digo basta
todo se acabó, hasta donde yo quiero son amigos. En verdad prefiero,
a mi perro, él siempre fiel y ahí está.
¿No debo creer en nada para ser feliz?
¿Buscar la realidad en otro, es un desliz?
No puedo ser hipócrita, esa es mi desgracia.
Déjame seguir siendo él, Alcibíades,
el tonto que cree en las amistades,
el que busca un, te quiero para decir gracia.