No sé.

No sé si fue el viento

No sé si fue el tiempo.

Solo sé, que en una parte de tu vida te perdiste

Y no encontraste el camino

No sé qué hice bien

No sé qué hice mal.

Solo sé que creía que vivía enamorada

Espejo de mi alma rota, sola y envejecida por los años.

Años que se quemaron en el fondo de un cenicero teñido por la pena añeja

De lo que fue un recuerdo.

Creí que el aroma de los buenos tiempos duraría para siempre

Con ellos pensaba mitigar los días duros y grises de esta soledad que mata mi alma por momentos.

Palabras tóxicas, que envenenan la sangre que se derrama gota a gota.

Tengo que ser fuerte, me digo a mi misma

¿Para qué? Me pregunto, si se rompió lo más grande que la vida pudo darme

Roto el amor, lleno de sufrimiento y sacrificio por un hombre que nunca lo ha merecido.

Serás siempre tú, el padre de mis hijos.

Pero no el amante, el compañero que comparte las cargas, el que daba la alegría por la lucha diaria.

No sé compañero

No sé... casi hermano

Compartimos la vida, solo como seres humanos.

Tú me mantienes, yo te soporto.

Y escribo estos renglones con el dolor de mis ojos.

Llegar a amar tanto, hasta quedarme vacía, sin un hilo de vida para mi alma.

Sin tiempo en el reloj de arena… de arena de playa.

No sé, no quiero vida ni tampoco quiero muerte

Deseo la libertar de morder mis labios contra mis dientes.

Morir de deseos inconfesables y compartirlos al aire.

No quiero casa, que no sea mi corazón donde me refugio los días de frio y me da calor.

Mi alma me cuida, porque un ángel lo arreglo cuando se me rompió.

Lo llenó de paciencia, bondad y alegría para los días de lucha y los momentos de agonía.

No me ahogo, solo libro batallas pequeñas

Que no duraran más que el suspiro de la libertad de volar con las alas limpias y verdaderas de la vida.