El país del

El país del nomeolvides tiene la grandeza
de saberse digno con su hambruna y opresiones,
recorre sus verdes y añora esas bellezas
que otrora lo vistió de abundancia en sus acciones.
Vaga su tristeza en cada niño que a la soberbia
de algunos señores de traje lo acicalaron,
y en su hondo sentimiento el fuego que le recuerda
que a pesar de la penuria aún no nos callaron.
Siente en su retoño que a la vera del camino
tiene en nosotros el ideal de cosas nuevas,
ya no valen los decretos del destino
ni la violencia procaz de esos locos que lo quiebran.
El país del nomeolvides es acerbo y es talante
es la base que a mi alma la renueva,
quiera Dios devolverle aquel semblante
que juntos recorrimos en tantas primaveras.