Cuerpo de mujer, piel desnuda,
doradas colinas, recóndito valle,
besos de miel, caricias de brisa.
Te asemejas a la tierra
cuando te entregas:
acogedora, cálida y abierta.
En tu cuerpo me pierdo,
enredado en tu pelo y tus senos,
en un abrazo de pasión y ternura.
Nos amamos en silencio:
que hablen sólo nuestros cuerpos.
Así nos queremos, a veces tiernos,
otras apasionados y casi desesperados,
como si fuera la última vez.
Y después de amar,
en ti es donde encuentro esa infinita paz.
Acariciando tu piel, tu espalda desnuda,
tus caderas, tu cintura , tus cabellos.
Tú y yo, ajenos al tiempo,
hasta que el alba nos sorprenda
desnudos, abrazados y en silencio.