No había aun logrado despertarme,
creía estar flotando en ese espacio,
con el cordón de plata, sin soltarme,
regresando a mi cuerpo, muy despacio.
Bajo exquisitas sábanas de raso,
mi desnudez sentía perturbada,
fue cuando descubrí, que en un abrazo,
adrede había sido despertada.
No pude ya ni reaccionar siquiera,
tu fuego, tus caricias y tu boca,
de mi voluntad toda, fueron dueños,
y una sensación mas que placentera,
me arrolló y trastornada, casi loca,
regresé muy dichosa de mis sueños.
®Susana Valenzuela
07-10-09