TUS SENOS

Las dos cumbres morenas que asomas en tu pecho,
como hermosos botones de enardecidas rosas,
son una marejada ardiente y lujuriosa
donde un imperio grato y vibrante sospecho.
Es la gloria del sexo que tus senos avivan,
marcándome las curvas tungentes que me embriagan:
un tibio derrotero que en tu pecho se explaya
con cada nueva cota que en tus cimas se empina.
¡Un prado de claveles te sembraré en los senos
con tantos besos dados en mi pasión de amarte:
desnúdame tu pecho para entonces besarte
como el mar y la playa se besan sempiternos!