Victoria.
En tu nombre llevas la gloria,
misma que quiero acariciar…
con un saludo de mano, que me deje euforia…
o con un “hola” de tu boca, para acodiciar…
mis ímpetus desordenados al mirarte;
porque alborotas todos mis sentidos,
llevando a la razón por los suelos al codiciarte…
con estos códices enmudecidos,
clandestinos, sin que sepas mi persona,
pero confieso…eres mi musa, mi literatura,
lo que me inspira y apasiona,
la que deshojare sin abreviatura,
desde tu cabello azabache…
culminando por tus pies…
así te escribiré, con fervor, día y noche,
para tu agrado deseando estas letras las acopies…