Mil detalles exquisitos
de tierna femineidad,
de dulzura unos trocitos
y toda una vida entera
de aromas de primavera,
de amor, consuelo y bondad.
Transcurren lentas las horas,
nuestro tiempo se desliza
entre caricias, sin prisa,
y a cada paso y momento
con fino comedimiento
me muestras cuánto me adoras.
Tu sonrisa me ilumina
como sol por la mañana
y es tu voz la que acompaña
una dicha que no termina;
tan femenina y humana
y, al mismo tiempo, ¡divina!
Mujercita encantadora,
Reina de mi corazón,
mi sueño, mi adoración,
mi vida, dueña y señora;
te amo, hora tras hora,
con inmensa devoción.-
Eduardo Ritter Bonilla.
Lunes 02 de Noviembre del 2009,
1:47 A.M.