Nubes

En ese océano inverso de barcos con alas,

en esa tela añil que viste montañas

de peces con plumas y mares sin agua,

ahí habitan desde siempre las esponjosas almohadas

donde guardan reposo las tormentas mas cansadas.

Esas furgonetas que transportanlas borrascas,

palomas mensajeras a las que nadie manda;

algunas, altaneras desde su arrogancia,

y otras más humildes, con sus nieblas bajas.

Enjambres de vapor con abejas de lluvia,

sábanas en las que se abriga la luz de la luna.

Visten al sol de luto cuando se sienten enfadadas,

y se hinchan sus barrigas de lágrimas preñadas.

El viento que azota su piel tan delicada

deforma sus cuerpos de carne blanca.

Son nidos desde donde los rayos saltan

en su primer vuelo de fugaces descargas.

Cosechan los alientos de las playas cálidas

para cultivarlos luego en tierras lejanas.

Sus arterias de algodón, con la edad, se resquebrajan,

y en su madurez todas ellas se desangran.

Madres de los manantiales, que con su leche amamantan

que crecen hasta hacerse ríos con infancia de cascadas,

y en sus meandros de adolescencia de las nubes se olvidaban.

No seáis desagradecidos con vuestras madres livianas,

pues sin sus pétalos cristalinos vuestro caudal no sería nada.