No te dejes vencer. Lucha, pelea.
Sacúdete el hollín. ¡ánimo! vamos.
La dicha no es de aquel que la desea;
es propiedad de todos los que amamos.
Vivimos todos bajo el mismo cielo.
Un mismo sol nos brinda su calor.
No es digno que te arrastres por el suelo
sabiendo que eres hijo del Amor.
Esfuérzate, levántate, camina.
No anides en tu pecho el sufrimiento.
El sol nos da su luz, nos ilumina,
nos trae su canción el dulce viento.
La auténtica grandeza, la que vale,
la que te hace valer no necesita
de nadie que te empuje o que te jale
ni de la humillación de quien te grita.
La dicha no depende en absoluto
de nada ni de nadie, amigo mío.
Del árbol de tus sueños es el fruto,
es cosa personal, es albedrío.
No debes entregarte al desvarío
que puede conducirte a la locura.
Abrígate si sientes mucho frío
y reza si el Invierno te perdura.
A veces somos más lo que esperamos
llegar a ser que aquello que tenemos,
así que en la ilusión nos estancamos;
pero eso sólo impide que avancemos.
El ave tiene un nido, el mar sus olas,
el viento su canción, calor la llama.
Las almas, nuestras almas están solas
si amamos solamente a quien nos ama.
Afina cada día de tu lira
las cuerdas del amor nota por nota.
Tú sabes, nada es cierto ni es mentira,
todo tiene el color con que se mira
y no puede triunfar quien se derrota...
Heriberto Bravo Bravo SS.CC