La locura de estar cuerdo

En un mundo de locos, hay que ser un loco para poder subsistir. Todo lo que nos rodea es una locura, allá donde miramos, aquello que hacemos y por supuesto todo lo que vivimos.
Una mañana me desperté cuerdo, mi locura se esfumó. Miré las paredes de mi habitación y descubrí que el color de la pintura estaba desgastado, tenía grietas también. Salí a la calle, y el barrio tomaba su auténtica forma, la droga se hacía con las calles, las pintadas en las paradas del bus, el vandalismo en las cabinas de telefonos, pasos de peatones donde el último en pasar es el peatón, carriles para bicicletas donde las motos hacían su paso y donde las bicicletas intentaban emular la velocidad de las motos. Niños jugando en horario escolar, personas mayores atemorizadas por jóvenes, hombres que piden dinero en vez de comida, mujeres que aparcaban coches con la ayuda de un periódico enrollado.
Volví a casa, el timbre suena y el cobrador viene por su dinero recordandome así que mi futuro está empañado por deudas y que algun día se las cobrarían sea cual fuere la forma. Ya no me daba igual todo, estando cuerdo veía las consecuencias.
Pero ¿y el dinero? ¿de donde lo saco? ¿trabajando? por suerte tengo trabajo, pero hay varios millones de personas solo en mi país que ni siquiera tienen eso, y mientras, yo dependo de horas extras para poder encoger el mes, y cuantas más horas extras, más te quita hacienda. Pero aún así voy al trabajo, y los compañeros han desaparecido, ahora hay varias personas que solo miran por lo suyo importándoles bien poco el de al lado, pisándose unos a otros para ver quién asciende ántes, camelándose a los jefes, apuñalando al prójimo con saña solo para ganar la confianza de su berdugo, esperando que cometas un error para poder destruirte. Horarios eternos que no son recompensados con un sueldo justo, pero aún así damos las gracias por la explotación que sufrimos. Igual que un mendigo que da las gracias a cambio de 10 centimos, ya le queda menos para llegar al euro y pico que cuesta el bus para poder llegar asta el hospital y así poder ahora mendigar su medicina para curar su enfermendad.
Miro la tele y ya no hay nada entretenido e interesante, hay hambre en ella, documentales que cuentan el fin del mundo, niños sin infancia y adultos matándose por cosas de niños. Políticos corruptos. Policía con demasiada autoridad en la calle, y con ninguna en un juicio. Leyes aplicadas al más desgraciado e impunidad al más asesino. Dos bandas de arpías enfrentadas entre sí para averiguar quien se folló a quien y cuando, vidas que no son privadas, y vidas privadas que sus dueños hacen públicas. Veo a ricos igual de ricos y a pobres cada vez más pobres. Millones de euros pagados a un tipo que dice ser futbolista de profesión, y una manifestación por un sueldo digno a profesionales titulados, profesionales que se arrepienten de haber estudiado toda su vida, elogiando al golfo del cole que pasó de estudiar y ahora es futbolista.
En mi cordura ya no hay amor verdadero, amor eterno hacia una sola persona, ahora somos libres y como libres que somos podemos enamorarnos de alguien, y a la vez acostarnos con todo lo demás. Veo parejas frustradas en engaños viviendo una farsa, y enamorados clandestinos en su juventud, y su ignorancia, regalando infinitos "te quiero" "te amo" "eres toda mi vida" cuando aún no han estudiado esa asignatura y no conocen el significado de esas palabras.
Niñas que se embarazan al perder su virginidad, casados intentando buscar un hijo que nunca llega.
Ya no está la familia perfecta, ahora solo hay odio entre hermanos, venganza entre primos y miedo hacia los hijos.
Cansado de estar cuerdo volví a dormir.
Me desperté y miré las paredes, pensé que la pintura podría aguantar unos añitos más. Entonces caí en la conclusión, volví a ser un loco.
Ahora, todo volvería a ser perfecto.