Permanecemos ceñidos, lánguidos,
con los cuerpos despojados,
percibiendo, muy apretados
el pulsar de nuestros corazones…
Besando con frenesí los labios amados
nos hundimos en la llama ardiente,
envueltos en relámpago rubí sublime,
bebemos nuestro amor cálidamente.
Aspiramos el aroma de nuestros cuerpos,
escuchando respiración y gemidos de pasión…
Y luego, la dulce sensación de sosiego…
¡Que espléndido el amor compartido!
Nos cubre el alma de ilusiones,
donde germinan hondos sentimientos…
Como pétalos de una muy suave flor,
en el lecho, con sábanas de seda cubiertos
tan tenues como nuestras caricias
dulce y fuego en el calor de los labios,
al unirnos envueltos en su llama,
esperando la respuesta del ser amado…
Con los labios teñidos de rubí
de tantos besos apasionados,
ya el ardor del fuego apagado
nos quedamos extasiados…
En el recupero de energías,
que nuestro loco deseo aminoró…
adormecidos con esta dulce pasión
que encarna el placer compartido… Mecha Foderé