Bajo la bóveda celeste en una tibia noche,
una linda mariposa volaba con el viento,
cansada de su andar, freno solo un momento,
cuando repentinamente choco con un coche.
Sintió desde sus adentros como la muerte se venia,
apurada se volvió y miro de frente a la vida,
No te alejes de mi, aunque no te quedes metida!,
que la muerte pronto pasa y queda lo que tenia.
Su cuerpo ahora viaja, inerte dios sabe por donde,
se mantiene ajena al tiempo, linda como ayer,
en la gracia divina de aquel que la debió querer,
aun permanece fresca, como en el primer desfonde.
DRQCO