A la luz de tu amor todo es imposible,
eres como la luz divina de un candelabro.
De tu universo no espero nada macabro,
en tu mirada hay verdades visibles.
Te escudo antes amenaza posible,
mi vida entera por cuídate consagro,
considero que tu presencia es milagro.
Tu fiel compañía es tan afable.
Por cuidarte al Creador pido permiso,
mi lealtad por ti es limpio y sumiso,
me empeñaré por vete tranquila.
En tus ojos veo brillos que me asombra,
hay dulzura en tu vos cuando me nombras,
esta felicidad es rosa y, el viento ventila.
Autor: Alcibíades Noceda Medina