No despiertes amor,
deja que tus labios adormecidos,
reciban el furor de mis rosas,
con la lentitud,
de una caricia perdida,
en la dulzura cálida
de la noche más hermosa.
No despiertes amor,
sigue soñando como mis besos,
recorren una y mil veces tu piel,
y encienden la sombra de tu fuego,
recordándote el camino,
de la luz y el viento.
No, no despiertes amor,
deja que lluevan las estrellas,
mientras la sombra de mis dedos,
desnuda lentamente,
las húmedas hojas que brotan de tu cuerpo,
azul y lleno de esperanza,
como la aurora de tu sonrisa,
más allá del recuerdo.
No despiertes,
haremos el amor bajo tus sueños,
tú, dormida en la arena,
yo, jugando con el espejismo,
de la esencia que consume,
de la pasión callada.