Después de todo,
y a la espera de recíprocas
añoranzas,
vuelvo a encontrarte
donde te dejé,
la última vez
en que ambos, huímos.
Y verás,
ha sido dura la nostalgia,
paseos por tu alma,
rigores encubiertos,
fugacidades entreabiertas,
pues, y en pos de
allanar los caminos a la verdad,
te diré que todo es inútil,
nada es pasajero,
y las zonas grises
son mas que nunca
blancos o negros.
Digamos
que hemos descubierto
en la soledad,
el refugio inalterable
de algún cosmos
parapléjico,
inmóvil ante las zonas
desiertas de aquellas
cúspides alertagadas.
Y después de todo,
aquí estamos,
frente a frente en la niebla
circunscripta a la lealtad
de los amantes,
mirándonos a los ojos,
clavando las pupilas,
imponiendo furcios innecesarios,
como aquel otoño
que precedió a una primavera
donde el cruce de periplos
jugueteaba inquieto
en las diagonales de tu boca!