Aquella noche de lluvia
nos conocimos,
tú me miraste a los ojos,
a través de la fina cortina
de agua que nos invadía,
me ofreciste tu paraguas
y tu dulce compañía.
Me cogiste del brazo
y yo que feliz me sentía,
la lluvia nos mojaba
para nosotros era brisa,
me protegías con tu cuerpo
y al llegar al portal de casa,
con tus labios húmedos y
tibios me besaste en los
míos.
Las nubes seguían arriba
parecían de algodón,
con su suave caricia convertida
en fina lluvia, que sobre
nuestros rostros parecían
lagrimas de felicidad.
Y aquel beso fue.
como una dulce caricia
la humedad de la lluvia,
se fundió con la de
nuestras bocas, que
besando y besando.
casi me volviste loca.
Que sabor más rico
tenia tu boca, amado
L… aquel beso de
lluvia, de humedad
de tu boca, no lo
olvidare.
Desde aquella noche
de lluvia y de besos
me sentí una diosa,
entre tus brazos.
adorada por tu amor,
yo te amare siempre,
la lluvia nos unió.
Amado L… eres,
ese amor que se sueña,
y que solo por milagro de amor,
se hace realidad.
Rosario Ayllon.
Poetisa.