No me digas que te lo cantaron como piropo,
Yo sé bien que así te llama tu amante,
ojitos tapatíos, sonrisita emocionante;
Tú si tienes quién te sufra, te anhele y extrañe,
Ambos, tú y él, bien que lo saben,
Siempre estoy durmiendo esperando tu piel
Que aún hace unos días fue mi arropo,
Hasta la tarde en que lo conociste a él
y trajiste a la casa un tarareo intrigante
Ay, ojitos tapatíos, sonrisita emocionante,
A mi no me engañas, te conozco más que nadie;
Igual tarareabas cuando me encontrabas
Bajo el árbol nocturno que nos sirviera de velero
Para navegar madrugadas en aquel río placentero
Donde se encendieron tus miradas y besos de fuego.
A mi no me engaña, pues para llamarte “hey quimera”,
Usar la voz baja, rondar nuestro patio y esperar allá afuera,
Ya debió haberte probado y adorado, mira te lo digo yo,
Que si no fuera hoy tu esposo, te tendría de mi amante,
La de los ojitos tapatíos, y la sonrisita emocionante.
*-*
Amigo Poeta: Un placer leer de usted nuevamente. Es amor del bueno el que siente usted por la mujer que ama. Los ojos tapatíos tienen la fama de ser expresivos y hermosos. Bello poema. Su segundo diez y me quedo corta. Feliz 2010. Ivette Rosario.