Este último tabaco.

Cuando el humo exhalo de este último tabaco
sobre la mesa dormida entre poses invariables,
su huno se esparce en cada átomo y su extracto
me recuerda esos olores, sabrosos e insaciables.
En la silla aún rota el balanceo interminable
del cuerpo profundo, tenso y abyecto,
su loción en francés y las faldas apreciables
y en su piernas el oscuro laberinto de lo perfecto.
Y mas allá del humo que pernocta su figura
al amarla dormido aunque parezca despierto,
en el cuarto que derrocha su imnagotable locura
de un amor que fue y ya dejó de ser tan nuestro.