VERDEAMOR

Acá; entre las mudas urgencias que a solas revientan ligeras, los sueños asoman de pronto procurando en su locura ser el principio alucinante de un cabalgar furioso sobre el vientre, embravecido ya de tantas caricias retenidas por la espera y la lujuria. Acá; entre quedas sensaciones que azotan repentinas las ideas, trastocando fantasías en desvelos, están las manos palpitando solas como aguardando el momento último para dar inicio a un tropel de desvaríos. ¡Sí! Manos y piel entrelazadas con el cuerpo, húmedos en el deleite tremendo de trepar hacia el hastío y el éxtasis, enredadas entre esencias transparentes que brotan de la entrega final en el amanecer de la vida. Labios sangrantes y tímidos en el contacto supremo de las bocas que se dan, desesperados, a la verdad cierta del deseo y del hartazgo interminable de dos cuerpos en el estallido vibrante y nuevo de mil espasmos ignorados.