Suavemente, cada día,
vamos viviendo la historia
bendita de nuestro amor,
con la serena alegría
de una suave sinfonia
que nace del corazón.
Suavemente, como el agua
de una plácida corriente,
nos amamos diariamente
y, por las noches, encendemos
de nuestra pasión la fragua
en la que dulcemente ardemos.
Suavemente, como lluvia
silenciosa y abundante,
transcurre la refrescante
corriente de nuestra vida
con tu presencia querida,
con mi compañía constante.
Suavemente, la anhelante
y mutua sed de compartir
cada detalle y momento,
refuerza este sentimiento;
suavemente, mi sentir
se adentra en tu pensamiento.
Suavemente y adelante,
a cada instante y momento
tú sientes lo que yo siento
dentro de mi pecho amante;
suavemente, ¡es el portento
de nuestra dicha triunfante!-
Eduardo Ritter Bonilla.
Jueves 16 de Julio del 2009.