Acaríciame con tu esencia
como la brisa suave de la tarde,
pero no me toques.
Abrázame fuerte con tu alma
para que sienta tu ternura,
pero no roces mi cuerpo
intocable.
En una sonrisa
que yo sienta tu suavidad,
como la de un pétalo de rosa,
o como las alas de una joven
mariposa.
Que se enlacen nuestros seres
pero no como vulgares
animales.
Que juntos disfrutemos
los más exquisitos manjares,
del alma,
y que al final
no vayan a parar
a la letrina.
Y que nuestro amor no sea
una combinación,
de gélidas neuronas.
Porque quiero sentir el amor
en la pureza,
y el deleite en el alma.
Porque el amor es eterno
como el alma,
y la esencia es energía
amorosa.
Lupercio de Providencia