En mi mente eres luz y amanecer,
claridad diurna de mis felices días,
siguis siendo en mí dulces melodías
alegras el ocaso al atardecer.
Tu rostro es la evocación del ayer,
que en el recuerdo es melancolía,
mi mente aun te dibuja por osadía,
sin reniego te reconstruye con placer.
Sabes que mi mundo no es delirante,
solo rememoro tu amor transparente,
que brilló en mi corazón cual lucero,
en la jungla de mi ser fue ficciones,
un tiempo enalteció mis convicciones,
sintiéndome, galán y noble caballero. Autor: Alcibíades Noceda Medina