Es difícil entender a los que escriben versos.
Lo leemos apurado, sin meditar siquiera,
no vemos hasta donde llega su quimera.
Escribe lo que siente en su universo.
Nos muestra el contenido de su alma,
pero somos ciegos y no podemos ver.
Esconde sumiso su dolor y su padecer.
Que percibamos su mensaje, nos reclama.
Alegremente se oculta detrás de sus penas,
pero su corazón es como una pradera arada,
muchas ilusiones vacía allí fueron sembrada.
La cruz del olvido es su larga su condena.
Cuantas veces fingió estar enamorado,
para no tirar siempre parias y desdichas.
Nadie comprende su alarido o endecha.
Él, a nadie culpa de su camino errado.
Preguntaran, ¿por que tantas quejas y lamentos?
Cuando comprenda a donde quiere llegar,
tal vez sea tarde, y los leídos sin indagar.
Entonces, en definitiva quedará en su laberinto.