Quédate conmigo hasta que salga el sol,
y enséñame lo que tengo en el olvido.
Quédate y abrázame despacio,
lléname de mimos,
hasta que el alba apague las farolas de mi calle,
y la luz del sol ilumine los caminos.
Quédate y cuéntame lo que me quieres,
si es verdad o son delirios que se alojan
en mi pensamiento retumbando en mis oídos.
Quédate y mírame a los ojos,
para que pueda ver lo que escondes
detrás de los cristales oscuros
de tus atardeceres rojos.
Quédate y dame la mano,
volaremos el espacio juntos,
columpiándonos en los brazos del amor
hasta que nos quedemos dormidos
porque el fuego se apagó…
Quédate, y antes que el fuego se apague,
arderá Troya, porque tú, eres mi Paris.