Cuando creo que te conozco,
que ya me sé de memoria
las mil peculiaridades
de tu personalidad,
nuevamente me sorprendes
con un detalle distinto,
delicioso y femenino,
que me vuelve a enamorar.
Eres cofre de sorpresas
a cual más, encantadoras,
que me hacen sentir las horas
que a diario paso a tu lado
como si fueran minutos
en un edén encantado.
Nunca me canso de ti,
nunca dejaré de amarte
en la forma en que te quiero,
pues este amor tan sincero,
esta forma de adorarte,
es la más dulce obsesión
que abriga mi corazón
desde que te conocí.-
Eduardo Ritter Bonilla.