La Historia De Simón

La Historia De Simón
Simón es un cachorrito más de tantos que
nacen en la calle y desprotegidos de todo,
sin techo, con frio, sin comida, en fin, uno más
del montón. Un día apareció frente a la ventana
de mi mamá una perra toda negra, sin mayores
atractivos a la vista, pero mi madre notó que
en algún lugar tenía cachorritos.
Salió mi mamá afuera de su edificio para
ver si veía a sus cachorritos, cuando se da
cuenta que detrás de su alóe vera que tenia
en la parte de afuera de su cocina, detrás
de las grandes hojas de su planta se asomaron
cinco caritas negras.
Cinco hermosos cachorritos de color negro
azabache salieron a recibirla, moviendo todos
sus colitas, mamá sonrió y comenzó a hacerles
mimitos a cada uno de ellos y a su mamá, la
perra que momentos antes habia estado
mirándola por la ventana cuando mi madre
estaba en casa.
Aprovechando que la planta que tenia frente
a su cocina afuera en su jardin, era grande,
mi madre le cortó algunas hojas y asi les puso
ropa de abrigo para que no durmieran sobre
la tierra fria, de esa forma quedaron abrigados
y bien protegidos bajo la alóe vera.
Todos los dias mi madre les llevaba leche y
comida y los vecinos del lugar tambien, pronto
crecieron los cachorros y estaban muy bonitos,
no fue dificil conseguirles un hogar, asi que mi
mamá los fue ubicando uno a uno, a los cinco
cachorritos; y a la perra entre todos los vecinos
la hicieron castrar.
Pasaron los dias y una familia le trajo de regreso
a un cachorrito porque debian viajar y no lo podian
llevar con ellos, asi que a mamá le dió mucha pena
dejarlo afuera y se lo quedó ella, que ya tenia dos
perros más, una dálmata y un peludito chiquito
que también recogió de la calle, asi que con el
cachorrito iban a ser tres perros.
El cachorrito bien simpático, le lamió las manos
y la cara a mi mamá y ella mirando sus ojitos
le dijo: te llamarás Simón, asi es que aquí esta el
protagonista de esta linda historia real, que
vale la pena leerla.
Simón comenzó a compartir sus dias en su nuevo
hogar, donde lo recibieron con amor tanto la dueña
de casa como las mascotas de ese hogar.
Pasaban los dias y Simón cada vez se ponia más
bonito, su color negro azabache, pelo corto brilloso,
llamaban poderosamente la atención de cada persona
que lo miraba.
Simón tenia ya cuatro meses y se estaba convirtiendo en un
hermoso ejemplar, además de demostrar su inteligencia
a cada instante, todo lo aprendía rápido y era muy obediente,
lo cual conquistaba el cariño de mi madre cada vez más.
Un día visita a mi madre un matrimonio joven, se acercaron
a ella cuando estaba sacando al jardin a Simón.
Comenzaron a decirle que estaban enamorados de Simón,
siguieron hablando hasta que se animaron a preguntarle
a mi mamá si se los podia regalar, porque ellos tenían
una quinta, un hijo y otra mascota más chica que
necesitaba jugar y correr como lo hacia Simón,
mi madre vió que tal vez con ellos Simón sería
más feliz, porque no es lo mismo una quinta con
mucho espacio para retozar, que un departamento
y decidió regalar a Simón por su bien.
Siempre estaba en contacto con esta pareja, quería
saber que habia tomado la mejor decisión para Simón,
así que se quedó tranquila cuando sabía de él y lo feliz
que se encontraba con el hijo de la pareja y su mascota.
Mi madre quedo muy tranquila sabiéndolo bien.
Transcurrieron los días y hacía mucho frío, así que una
noche mi madre decidió entrar a la madre de Simón
que dormía afuera y desde esa noche la Negra, asi la
llama, tuvo un hogar junto a mi madre, ella la bañó
y la peinó, se transformó en una hermosa ovejero
belga de pelo negro brilloso, esa perra es muy especial,
cuando mi madre saca a sus dos mascotas y a la negra,
todos se van corriendo a retozar y la Negra va y regresa
enseguida, sentándose a sus pies, no se despega de su lado,
es su fiel compañera.
Ya pasaron ocho meses desde que Simón se fue a su
nuevo hogar, mi madre sigue con la madre de Simón,
la dálmata y el perrito más pequeño de tamaño, pero
el más grande en edad.
Hoy fue un día muy especial, cuando voy a llamar
a mi madre como siempre lo hago, ella me dice:
Te voy a contar algo que seguro te va a gustar y
enternecer. Sorprendida le pregunto por qué
y comienza a contarme algo que me dejó muy
emocionada; me dice que ella venía de hacer unas
compras y regresando a casa se le acerca un perro
muy alto, sucio, con mucho olor y muy flaquito.
La primera reacción de mi madre es echarlo, es muy
alto y ella con sus 87 años tenia miedo que la tirara,
entonces el perrito se esquivaba del folder con el que mi
madre lo asustaba para sacarlo y que tenia en sus manos
en ese momento, llega a su edificio y el perrito no se quería
ir de su lado, asi que mi madre llama a una vecina para que la
ayude a entrar sin que se metiera el perro.
Cuando ya está en su casa, escucha que la llaman los
hijos de la vecina por la ventana, le gritan: Abuelita,
abuelita. Mi mamá se asoma rápido a la ventana,
ella está en planta baja, y le pregunta a los chicos por qué la
llamaban asi, los nenitos le dicen: Abuelita, abuelita, mira,
dejamos entrar a un perro que se quedó acostado en tu puerta,
en el pasillo del edificio; abuelita, es Simón. Que?
exclama mi madre, es Simón? Si abuelita, ábrele la puerta
y míralo bien.
Mi madre fue corriendo a abrir su puerta y
Simón entra besándole sus manos y moviendo
su colita, mi madre le dice: Eres tú Simón?
el perro mueve su cola y la sigue lamiendo,
como diciendo: Soy yo abuelita, te olvidaste de mi?
Entonces mamá se puso a llorar por no haber reconocido
a su bebote Simón, estaba tan sucio y flaco, que nunca
hubiera creído que era su Simón.
Asi que mi madre, lo primero que hizo fue darle
un gran baño y peinarlo, para ponerlo presentable
como él era antes, aunque se veía muy delgado.
Entonces, después de bañarlo, le hizo una abundante
comida y Simón, solito fue adonde sabía que estaba
el agua fresca que mi madre les dejaba a todos.
Ahí mi madre comprobó con certeza que ese perro
era su Simón, después de estar pipón de comer,
se acerca a mi madre, le besa sus manos y se fue
a recostar en la misma alfombrita que se acostaba
cuando era pequeño.
Al otro día mi madre llamó por teléfono al matrimonio
que se lo habia pedido, queria saber qué habia pasado;
fue cuando se enteró que ellos eran inquilinos de esa quinta
y que hacía un mes y medio se habían ido del lugar, la atendió
una mujer que conocia a la pareja y a Simón, se extraño que
no hubiera viajado con la pareja, porque ellos querían mucho
a Simón y su hijito jugaba con el perro todo el tiempo, hasta
se subía sobre Simón como si fuera su caballito; la señora
no podía creer que Simón quedó abandonado, pero lo que
más le sorprendió fue, cómo viviendo tan lejos, llegó al hogar
de mi madre donde él habia nacido.
Mi madre quedó totalmente consternada de sólo pensar
todo lo que Simón habría pasado hasta llegar a su lado;
su primera reacción fue de tristeza, pero después le dió
gracias a San Francisco de Asis, que permitió que Simón
llegara salvo y sano hasta ella.
Todo lo que hoy me contó mi madre por teléfono, lo sentí
tanto, que me dejó un nudo en la garganta, una vez más
compruebo el amor desinteresado y fiel de un perro, por
eso tuve la necesidad de contar su historia, la historia
de un bebote que se hizo perro y conoció la felicidad
y la dureza de la vida, esta fue la historia real de SIMON,
un cachorrito de la calle que al fin encontró su hogar.
Lagodecristalesazules
18/04/2010
7:29 PM