En la Tempestad

Mi vida se encuentra ahora
sometida a los vaivenes
de corrientes encontradas
que me hacen rebotar
al impulso de los vientos,
en los minutos violentos
de un confuso derivar
entre olas de sentimientos
y abismos que, por momentos,
me amenazan sin cesar.
Mis pasos no tienen rumbo
fijo ni dirección;
me debato entre la acción
a la que me obliga el mundo
y un deambular taciturno
por el mar de la ilusión.
No acierto a encontrar un puerto
que me ofrezca un tibio abrigo
ante el feroz vendaval
de la vida y su castigo.
Navego en un mar desierto
de confusión, en el cual
sólo mi sombra está conmigo.
Por momentos sorprendido,
me elevo sobre las olas,
débilmente sostenido;
pero, al momento siguiente,
me encuentro de nuevo hundido
en un mar embravecido
que me arrastra en su torrente.
Lucho por no naufragar,
conservar el equilibrio
y, de algún modo, remontar
el oleaje que me lanza
con un impulso creciente
hacia un obscuro horizonte
que se cierne a la distancia,
mas no acierto a controlar
los bandazos de mi barca;
sólo me queda rezar
y refugiarme en la esperanza.-