Aquella tarde estabas tú;
soplaba el viento
y en mi alma todo era silencio,
a lo lejos vislumbraba de la noche la llegada
y urgente era decirte
que en mis brazos deseaba te sintieras amada.
Aquella tarde estabas tú
y conmigo te quedaste
hasta que nos sorprendió la parvedad de la noche,
y nuestras almas contrarrestaron la carencia de -la luz,
y entonces tú y yo nos convertimos en un derroche,
en un derroche de luz interna
capaz de alumbrar hasta a la más fúnebre caverna.
Hoy es de tarde y no estás tú,
el dia ya empezó a perder sus rayos de luz
y tampoco llegas
como acaba de llegar la noche
e igual que anteanoche
no estarás,
tampoco vendrás como los días
y semanas anteriores
en que yo te he esperado
para contigo vivir derroche de amores.
Te he estado esperando todas las tardes y noches
desde el dia en que te conocí;
como aquel dia he vuelto a recorrer el mismo -camino,
he pasado por las mismas calles,
me he vuelto a sentar en la misma banca
y tú no haz vuelto a estar sentada a mi vera;
¡no sé! a veces presiento que tu rastro perdí,
a veces presiento que ya no me quieres siquiera -
como amigo,
a veces siento que para colmo de males
aquella tarde yo me quedé dormido en la banca,
y tú te colaste en mi cuerpo y en mi mente como -
un sueño cualquiera.