En tus ojos se ha clavado mi mirada,
Inmensa amplitud de mortífera belleza,
Cauce de luz y delirio ensimismado,
Misterio antagónico que funge como trampa.
Y detrás de esos ojos, una mujer encantadora,
Llama de fuego, cantera de agua helada.
Yacimiento de alegría en cada palabra,
Volcán de deseos en tu boca delineada.
Y me pierdo en la víspera de tu calma,
Navegando en tu áspera figura,
Que limita mis caricias desbocadas,
Y detiene mis anhelos de conquista.
Constelación de pestañas embellecidas,
Ráfaga de viento, fuerza desmedida,
Tierna esencia de niña dormida,
Y tormentosa alma de mujer creada.
Allí en tu ser me quedo en cautiverio,
Dejando en tu espalda un cariño abandonado,
En tus manos un roce de mi boca,
Y en tus labios un beso apasionado.
Postrado ante tu impía presencia,
Empapado de tu rozagante figura,
Encerrado en el ritmo de tu cadencia,
Así me entrego a tu placida hermosura.