Lo conocí alguna tarde
tan simple como cualquiera,
mi jefe pidió que fuera
a la planta a revisar,
que todos nuestros reportes
llegaran a su lugar.
Me lo topé en el pasillo
que atravieza por el centro,
yo lo ví como un chiquillo
coqueto y medio travieso.
Ese cuerpo, que era un sueño,
(deportista hasta morir)
yo quise que él fuera el dueño
de mi pensar y sentir.
Mariposas en mi centro
yo sentí inmediatamente,
muy fugaz, en ese encuentro
lo miré muy levemente,
pero se quedó grabado
en mi corazón y en mi mente.
Y quien me lo iba a decir,
que ya han pasado los años
de amores y desengaños,
pero jurando vivir
muy juntos hasta morir.
CUANTA VERDAD HAY EN EL DICHO
DE QUE EL AMOR ENTRA POR LA VISTA.