Paraíso de la flor

Cuantos recuerdos viven en mi alma

Semblanzas de amor y de una apacible calma.

Caminando hacia mi dulce hogar

Admiraba el jardín de aquel lugar.

Recuerdo el túnel de las trinitarias

Y los arbustos llenos de flores canarias

Más allá la jaula con bellos pajaritos

Que revoleteaban trinando cánticos bonitos.

A la derecha la fuente que papi construyó

Ofrecía calmar la sed de un colibrí que allí llegó.

Y la casa grande con paz te recibía…

Un calorcito dulce y una calma se percibía

El olor a café acabado de colar

Te decía que este era tu hogar.

Mami allá abajo en los viveros estaba

Y hasta mi llegaban las coplas que ella escuchaba

en el radio que papi al rancho llevó,

Donde siempre la música de “cuerda y guitarra” el escuchó.

Papi echándome la bendición me decía:

“La vieja está regando las matas” y seguía

Ofreciéndome el café y un abrazo fuerte.

¡Que segura me sentía yo, y con tanta suerte!

Tener a mami y a papi conmigo allí

Y tener un hogar tan bello para mí.

Bajaba al rancho donde mami y las plantas.

Entraba al paraíso de flores santas.

El tierno abrazo de mami que calmaba

cualquier problema que me preocupaba.

Nunca vi a nadie con tanta dedicación.

Sus plantas irradiaban una gran bendición

¡Cuanto añoro los momentos aquellos,

viviendo protegida con mis padres tan bellos!

El túnel de las trinitarias  no está ya más

Y la jaula con los pajaritos yo no he visto jamás

El colibrí a otra fuente se fue a buscar

agua fresca para su sed poder calmar.

En el rancho y en los viveros ya no hay flores.

Y tampoco se escuchan ya aquellos cantores

ofreciendo su música al  paraíso de la flor,

que un día fue el hogar del rosal y el ruiseñor.

Nada es igual, Mami y Papi marcharon junto al señor.

Y hoy  recuerdo y extraño todo el amor

La paz, la tranquilad y aquel candor

que vivimos todos unidos allí un día.

En la casa grande…tan llena de alegría…

Todo cambió…

Todo acabó…